Actualmente nos encontramos trabajando con un cliente un programa de Desarrollo de Líderes. Al inicio del proyecto, nos dimos a la tarea de evaluar el nivel de competencia de cada uno de los participantes con el fin de armar grupos de formación homogéneos y poder focalizar correctamente las técnicas y herramientas de formación de acuerdo a este nivel.
Como continuidad al proceso de formación comenzamos con el desarrollo y seguimiento de los planes de acción, los cuales continúan bajo la línea de la personalización y ayudan, como lo hemos comentado anteriormente, a que los participantes puedan vivenciar a través de su día a día su propio desarrollo. Recordemos que estos planes de acción deben ser concretos, que los participantes cuenten con el apoyo de especialistas para su desarrollo, que se evidencie la integración a su realidad y se les de seguimiento a su cumplimiento de forma continua.
Podemos concluir que el hacer la formación “personalizada” permite que el impacto y la transferencia de lo adquirido durante el curso sean más efectivos, además la satisfacción de los participantes también aumenta, pues entienden que se les está hablando de una forma que entienden y que el aprendizaje será desarrollado a su propio ritmo.