Adaptarse o normalizar

Por septiembre 17, 2024Blog

¿No os ha pasado a veces que habéis normalizado, casi sin daros cuenta, situaciones que quizás no deberíais haberlo hecho? Y que incluso lo hemos hecho casi sin darnos cuenta.

Algunos ejemplos de esto en el mundo laboral son, cuando nos adaptamos a un jefe tóxico o a una cultura corporativa con la que no compartimos valores.

La adaptación es un proceso que es indisoluble del ser humano, forma parte de su ser y explica su propia evolución. Nuestra capacidad de adaptación nos ha ayudado a superar todo tipo de dificultades a lo largo de nuestra historia y a poder vivir a todo tipo de hábitats y condiciones diversas del entorno.

Como Todos los seres humanos tenemos esta capacidad. Nos adaptamos a todo tipo de situaciones buenas y malas, y lo hacemos casi sin darnos cuenta, de manera natural, incluso en ocasiones no somos del todo conscientes de este proceso. Este es un impulso de pura supervivencia y va en nuestro ADN, en el de todos como especie.

Como toda capacidad o habilidad de los seres humanos nos aporta una serie de beneficios y podemos incluso utilizarla, como ya hemos dicho de manera inconsciente o automática, lo que aumenta sus beneficios en cuanto a rapidez y evitación de peligros inmediatos. Sin embargo, este piloto automático para el caso que nos ocupa nos lleva a normalizar situaciones en las que no es beneficioso hacerlo. Aquí ya no hablamos de la adaptación como una cualidad positiva sino de la normalización de hechos negativos por falta de análisis o espíritu crítico.

Y entonces alguien desde fuera nos dice que lo que hacéis aquí no está bien, que no es normal. Y nos cuesta reconocer algo obvio, y encontramos un montón de explicaciones y argumentos, aparentemente racionales y objetivos. Este proceso siempre es complicado, debemos pelear contra nuestras propias racionalizaciones, explicaciones, justificaciones, asumir que simplemente hemos asumido todo lo que nos ha ido llegando sin mostrar ningún espíritu crítico

En esas ocasiones no decimos que nos hemos adaptado, sino que hemos normalizado algo que no era normal. Así somos los humanos, nuestras virtudes también pueden ser nuestros peores enemigos. Tener capacidad de adaptación es básico para nuestra subsistencia y cuanta más capacidad tengamos mejor, pero no tenemos que adaptarnos a todo.

Ambos procesos adaptarse a lo necesario y normalizar lo negativo son iguales desde el punto de vista psicológico, aunque sus consecuencias sean contrarias. La clave para nuestro bienestar es estar alerta, ser críticos con las cuestiones que pasan en nuestro entorno y que nuestro afán por integrarnos a lo colectivo no nos juegue malas pasadas.

Y ya sabes, como para cualquier tema relacionado con el comportamiento humano, no hay fórmula para esto, todo depende de tu criterio.

Deja una respuesta