John Kao en su libro Improvise (Jamming título original) dentro del capítulo donde explica cómo fomentar la creatividad en los equipos de trabajo, explica el error que podemos cometer al clasificar a las personas en tipologías y no tratar a personas sino a tipologías:
“Pero tenga cuidado. Aunque pueda tipificar cada persona como de una clase u otra (por lo general, varias), a las personas les molesta ser catalogadas. El consejo de F. Scott Fitzgerald a los escritores es válido para todos, incluidos los gerentes: Busque individuos y no encontrará nada. Cada individuo tiene su propia psicología. El gerente de creatividad competente es en parte un psicólogo, capaz de hablar en el lenguaje particular de cada persona”
Existen numerosas herramientas de evaluación que establecen tipologías, no siempre realizadas con rigor, pero aun en el caso de las que tienen cierto rigor científico no se deben utilizar de manera extrema, intentando entender toda la realidad de las personas de tu plantilla y de las relaciones que existen entre ellas a partir de la última tipología que hemos utilizado en nuestra organización.
La psicología de las personas es muy compleja y cada persona somos un ser singular. Claro que las tipologías nos facilitan la comprensión de las personas, pero siempre tenemos que tener en cuenta que las tipologías están definidas a partir de unas cuantas facetas o factores (de 2 a 6 generalmente) cuando en nuestro comportamiento intervienen muchísimas más, por tanto, las tipologías suelen quedarse siempre cortas y son superficiales en su definición de comportamientos. En definitiva, intenta tratar a las personas que te rodean como seres singulares diferentes al resto.