Qué hacemos con el contexto

Por agosto 20, 2017Blog

En toda evaluación del desempeño analizamos y evaluamos cuál ha sido el rendimiento del participante. Por tanto medimos el desempeño de sus tareas, el cumplimiento de sus objetivos, la adecuación de sus comportamientos a las competencias deseadas etc. En general comparamos al profesional con un patrón o estándar determinado.

Este modo de evaluar lo podemos denominar unidireccional. Es decir existe un estándar fijo, prestablecido y una serie de personas que comparamos con dicho patrón, que a priori consideramos que es estable y sólido. Es decir lo único que debemos analizar es si las personas se acercan o alejan en mayor o menor medida del patrón deseado.

Sin embargo la Psicología cada vez en mayor medida define el comportamiento humano como algo dinámico, producto de la interacción que se da entre el hombre y el ambiente en el que éste desarrolla su actividad, es decir es el producto entre el hombre y los estímulos que se le presentan.

Lo que nos están diciendo es que si verdaderamente quieres conocer a una persona debes también conocer a que situaciones se ha enfrentado y en que contextos ha desarrollado su labor. De esta manera conoceremos las exigencias a las que se ha enfrentado, que soluciones ha aportado y lo que es más importante que ha aprendido.

En un proceso de evaluación del desempeño damos por hecho que las situaciones a las que se ha enfrentado el evaluado son conocidas y más o menos estándar para todos los evaluados. Sin embargo en una misma organización, e incluso en un mismo puesto de trabajo los diferentes ocupantes del mismo han tenido que resolver problemas muy diferentes.

Entender justo esas diferencias de contexto nos va a dar una información muy valiosa sobre cada persona. Nos va a ayudar a entender si cada persona ha empleado unos comportamientos u otros, si ha tenido oportunidad de llevarlos a cabo o no. Si ha resuelto las situaciones por sí mismo o por inducción de terceros. En definitiva tendremos una visión mucho más completa de cada persona, entendiendo que las personas somos seres dinámicos.

Bastaría por tanto añadir a las preguntas o cuestiones habituales una más que dijera algo así como: “¿A qué retos te has enfrentado este año?¿Qué grandes dificultades has tenido?¿Cómo las has resuelto?”. Evidentemente son preguntas más cualitativas que cuantitativas, pero sin duda luego se pueden procesar y cuantificar. Asimismo dicha información acumulada en el tiempo nos daría una gran oportunidad de realizar análisis siguiendo la metodología Big Data. Dichos análisis sin duda sería una buena fuente de información para conocer a nuestra plantilla en profundidad y poder tomar decisiones en consecuencia. No olvidemos que esta es una de las principales funciones de la evaluación del desempeño.

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